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Servir es obsequiar. A 147 años del nacimiento de María Montessori
Hoy, a 147 años del nacimiento de María Montessori
(¿Conoces a María Montessori?)
celebramos el legado que nos ha dejado:
una educación para la paz,
una educación para la vida,
una educación que convierte el servicio
en un gran regalo, un obsequio de amor.
Juan Carlos Mansur (quien estará dictando una interesante conferencia el 7 de septiembre a las 20:00 hrs. en las instalaciones del Colegio Montessori Cancún y el 8 de septiembre a las 19:00 hrs. en las instalaciones del Colegio Montessori Playa del Carmen) escribe en su libro “De la Casa delos Niños a la morada del ser”:
“No pensemos en servir como estar sujeto a alguien por cualquier motivo haciendo lo que él quiere o dispone, como define la RAE, sino como obsequiar a alguien o hacer algo en su favor, beneficio o utilidad. Este es un sentido más fuerte de la expresión pues al ligar el verbo servir con el de obsequiar comprendemos que la esencia de servir es dar algo íntimo que resulta benéfico para otro, ya que ésa es la esencia del regalo: ser un símbolo en el cual esté implicada mi existencia, pero también la del otro. De la mismamanera, la educación es un acto íntimo del yo que obsequia un saber para beneficio de un tú. Esto es lo que encarna la finalidad de la educación entendida como servicio.
Ahora bien, ¿a qué fines sirve la educación?; ¿a la técnica?, ¿a generar riqueza?, ¿al progreso, sea éste el que sea? Considero que para Montessori estos fines no son los propios de la educación como servicio; antes bien, ella afirma que al educar estamos preparando el camino de la humanidad, por esto la educación sirve a la humanidad. Así pues, si en un principio se anotó la pregunta de hacia dónde va la humanidad, ahora podemos decir que, según Montessori, la humanidad irá hacia donde orientemos la educación de nuestros niños, puesto que si servimos y educamos al niño estamos preparando el camino de la humanidad.
El mejor regalo para un niño: Tiempo
“La prisa es negativa, no explicar las cosas con calma puede dar lugar a equívocos.
Hay que crear el clima para que los niños hagan preguntas
y dar tiempo para que todo quede redondeado y que no dejar hebras sueltas.
Cualquier tema contado con calma y con entusiasmo
capta el interés de los niños.
Pero para eso hay que vivirlo, creértelo.
Todo se queda dentro si no tienes tiempo para sacarlo”
-Ana Etchenique-
La crianza que respeta los tiempos, los afectos y los sueños del niño
Frente a la aceleración de aprendizajes y competencias se hallan esos otros enfoques que al día de hoy, empiezan a abrirse paso con bastante fuerza, como son, por ejemplo, “la crianza respetuosa”, o el “Slow parenting”. Cabe decir, eso sí, que antes de optar por la aceleración, siempre sería más adecuado facilitar primeras aproximaciones. Unas aproximaciones relacionadas, por ejemplo, con acercar los libros a los niños de 3 o 5 años sin obligarles a leer o a iniciar el aprendizaje.
La curiosidad es la mayor motivación de un cerebro infantil, por ello, es adecuado que tanto padres, madres y educadores se alcen como facilitadores del aprendizaje y no como agentes de presión. Veamos ahora con detalle esos interesantes enfoques de crianza que son respetuosos con los ciclos naturales del niño y con sus necesidades.
Slow parenting
El “Slow Parenting” o la crianza a fuego lento es el fiel reflejo de esa corriente social y filosófica que nos invita a ir más despacio, a ser más conscientes de lo que nos envuelve. Por ello, en lo que se refiera a la crianza, se promueve un modelo más simplificado y paciente, que respete los ritmos del niño en cada etapa evolutiva.
Los ejes básicos que definen el slow parenting serían los siguientes:
La necesidad básica de un niño es jugar y descubrir el mundo.
No somos los “amigos” de nuestros hijos, somos sus madres y sus padres.
Nuestro deber es amarlos, guiarlos, ser su ejemplo y facilitar su madurez sin presiones.
Recuerda siempre que “menos es más”. Que la creatividad es el arma de los niños, que un lápiz, un papel y un campo tienen más poder que una máquina.
Comparte tiempo con tus hijos en espacios tranquilos.
La crianza respetuosa
Estamos seguros de que ya has oído hablar de la crianza respetuosa. A pesar de que lo más conocido de este enfoque sea el uso del refuerzo positivo por encima de la sanción o los clásicos regaños, este estilo educativo encierra otras dimensiones que merece la pena tener en cuenta.
Hay que educar sin gritar.
El uso de las recompensas no siempre es adecuado: corremos el riesgo de que nuestros hijos se acostumbren a esperar siempre gratificaciones sin comprender el beneficio intrínseco del esfuerzo, del logro personal.
Decir que “no” y ponerles límites no les va a generar ningún trauma, es necesario.
La crianza respetuosa hace uso intenso de la comunicación, de la escucha y la paciencia. Un niño que se siente atendido y valorado es alguien que se siente libre para conservar esos sueños de infancia y darles forma en la madurez.
Respetemos su infancia, respetemos esa etapa que ofrece raíces a sus esperanzas y alas a sus expectativas.
El mejor regalo para los niños es tiempo
Tiempo, ese es el nombre del mejor regalo para los niños. No lo venden en jugueterías ni tampoco por internet. Solo se encuentra en nosotros, en nuestra disposición y en ser conscientes de que un cuento no debe leerse en 2 minutos.
Dedicarles tiempo a los niños no significa dejarles el celular, darles una tableta o dejarles ver la televisión en su canal favorito. Tampoco eso es educación, ni cariño, ni afecto.
La infancia es una de las etapas más importantes de la vida en la que se entreteje la tela de nuestra evolución. Así, los niños están inmersos en miles de cambios que a veces los adultos ni siquiera percibimos y que, por lo tanto, nos perdemos si no estamos atentos.
Que las prisas no te roben la magia de la infancia
Las prisas son nuestras peores consejeras. Ellas se encargan de robarnos los momentos más preciados y los detalles más maravillosos de la magia de la infancia.
Ahora bien, si nos paramos a pensar, quizás podemos ponerle remedio a esto.
Las tareas escolares, ordenar la casa, bañarse, llegar al fútbol a las seis, asistir al cumpleaños del amiguito a las ocho, cenar a las diez… Todo el día hay prisas. ¿Qué queremos conseguir con eso? ¿Están disfrutando nuestros niños? ¿Estamos siendo conscientes de lo que nos estamos perdiendo y de lo que les estamos haciendo perder? Probablemente no. Debemos hacer el ejercicio de reflexionar: si ofrecemos TIEMPO a nuestros niños, si jugamos con ellos lo suficiente y si organizamos su día a día reservando momentos en los que nos dediquemos en exclusiva a ellos y a nosotros en conjunción.
Así, es importante que:
Dejemos a un lado las prisas desde primera hora del día, despertemos a nuestros niños con cariño y ofrezcamos un desayuno de amor con tranquilidad.
Saboreemos cada comida con ellos sin distracciones como la televisión o las revistas. Podemos jugar al veo-veo, podemos hablar sobre las cosas cotidianas y profundizar en la expresión de los sentimientos y emociones.
Es bueno preservar “momentos de secretos” en los que solo vayamos a hablar sobre nuestras cosas con total sinceridad.
Podemos hacer excursiones a lugares tranquilos, a paisajes naturales y a entornos que nos inviten a explorar y a experimentar juntos.
Es esencial dejarles elegir, pues a veces marcamos en exceso su día a día y boicoteamos sus anhelos, expectativas y decisiones.
Apagar los celulares y todos aquellos aparatos electrónicos que, como sabemos, absorben nuestra atención.
De vez en cuando podemos recostarnos en cualquier lugar de la casa y no hacer absolutamente nada.
Buscar juegos que potencien su creatividad, sus inteligencias y su capacidad de sentir.
No dejemos que la crianza de nuestros niños la marquen las prisas o las malas costumbres que existen en la actualidad. El mejor regalo no es el centro de mando de los dibujos animados de moda o los últimos muñecos de Disney. El mejor regalo es compartir con ellos el bien más preciado que existe en la vida y que nunca vuelve: el tiempo.
Nuestra obligación más importante con los niños
es darles un “rayo de luz”
para después, seguir nuestro camino.
María Montessori
Corrientes didácticas. ¿En cuál se sitúa Montessori?
“El maestro tiene el papel de moderador, de guía. El profesor debe ser eminentemente un profesional reflexivo y auto-crítico, por lo tanto, en su formación debe considerarse el análisis, la reflexión, la actividad científica y el espíritu crítico. El alumno tiene un papel sumamente activo, él es el primer responsable de su aprendizaje.” Pérez y Morano
Al haber elegido un Colegio Montessori AMI para que tus hijos se desarrollen, seguramente influyeron diferentes ideas –probadas, conocidas, intuidas o escuchadas de terceros, que motivaron la elección de esta filosofía educativa. Dentro de las diferentes corrientes didácticas, Montessori destaca por la forma en la que permite que el niño tome decisiones libremente, partiendo del principio de responsabilidad consciente.
En el libro Fundamentación en Didáctica, de Pérez y Morano se explican las diferentes corrientes didácticas y la forma en la que maestros y alumnos interactúan en la diaria convivencia escolar.
La forma en que se conceptualiza el proceso enseñanza-aprendizaje influye directamente en la práctica Esta es una de las razones por las que es importante que se conozcan las diferentes posturas didácticas.
Te invitamos a conocerlas:
Didáctica tradicional
La enseñanza se concibe como transmisión y el aprendizaje como recepción de información. Los objetivos no tienen mayor importancia y, si se plantean, se dirigen hacia metas de la institución o del profesor. Los contenidos se presentan como un listado de temas. Se favorece el enciclopedismo. La actividad de aprendizaje más utilizada es la exposición, la voz del maestro es el principal recurso didáctico. La frase característica es “el maestro explicará”. La evaluación del aprendizaje se concibe como una actividad final de la enseñanza. Es una actividad mecánica que básicamente se reduce a la aplicación de exámenes. Se considera una actividad auxiliar en la administración educativa. El maestro es un personaje estático que se dedica a transmitir información. El alumno es un personaje estático, todavía más que el profesor. El alumno recibe y memoriza información.
Tecnología educativa
La enseñanza implica el control de la situación en la que ocurre el aprendizaje, y éste se concibe como el conjunto de cambios y/o modificaciones en la conducta que se operan en el sujeto como resultado de acciones determinadas. Los objetivos son una descripción clara, precisa y unívoca de las conductas
que se espera que el estudiante logre y manifieste después de completar un ciclo de aprendizaje. La sistematización de la enseñanza gira alrededor los objetivos. Los contenidos los determinan los expertos o la institución y no se admiten críticas de parte de los profesores o alumnos. Los contenidos son los mismos para todos los “horizontes educativos” y se espera que sean válidos para todos ellos. El profesor planea minuciosamente las actividades para conseguir los objetivos, es decir, para lograr la conducta deseada. El maestro controla el ambiente y los estímulos y rechaza la improvisación. La evaluación del aprendizaje debe estar íntimamente relacionada con los objetivos de aprendizaje y con la naturaleza de éste. La evaluación se ocupa de verificar el logro de los objetivos. El maestro, más que experto en contenido, es experto en técnicas, un ingeniero conductual que, como tal, controla, dirige, orienta y manipula el aprendizaje. El maestro maneja principios rigurosos de planeación y estructuración de la enseñanza. El alumno acata las instrucciones y la guía del profesor para lograr los objetivos.
Didáctica crítica
La enseñanza y el aprendizaje son un proceso indisoluble; el aprendizaje es un proceso, no un resultado, y es influido por el ambiente y características de cada aprendiz. Los objetivos deben expresar claramente los aprendizajes importantes que se pretenden alcanzar, por lo que el análisis profundo de la práctica docente es imprescindible. Se rechazan los objetivos conductuales porque fragmentan el conocimiento. Los objetivos deben favorecer la integración de los contenidos, el establecimiento de relaciones, el tener una visión de conjunto de los objetos de estudio y la comprensión de la complejidad de los problemas que presenta la práctica profesional. Los contenidos deben presentarse lo menos fragmentados posible y se debe ser flexible en su enseñanza así como favorecerse que el aprendizaje implique operaciones superiores del pensamiento que promuevan las relaciones e interacciones entre los contenidos. Tanto profesores como alumnos participan y deben participar en la elaboración del temario. El énfasis de las actividades de aprendizaje está en el proceso y no en el resultado. El profesor debe ser un promotor del aprendizaje y tanto él como el alumno son responsables de una investigación, indagación y reflexión permanente. Las actividades deben permitir que el alumno opere sobre el conocimiento y la transferencia de la información a problemas reales. En la evaluación del aprendizaje, tanto alumnos como profesores son protagonistas. La evaluación debe permitir la reflexión y la identificación de factores que hayan entorpecido o favorecido el proceso enseñanza-aprendizaje. Hay una clara diferencia entre evaluación y acreditación. El maestro tiene el papel de moderador, de guía. El profesor debe ser eminentemente un profesional reflexivo y auto-crítico, por lo tanto, en su formación debe considerarse el análisis, la reflexión, la actividad científica y el espíritu crítico. El alumno tiene un papel sumamente activo, él es el primer responsable de su aprendizaje. Se espera que el alumno participe, investigue, critique, evalúe y aporte.
Legado y tradición: Hanal Pixan
Como cada año, nuestra tradición de conmemorar a los seres que han marcado el camino por el que vivimos nos lleva a recordar su hacer en este mundo y a tenerlos presentes en nuestros corazones. Los niños preparan todos los elementos que van formando el Altar, van conociendo nuestras tradiciones y así forman sus raíces para continuar el legado que nos han heredado nuestros ancestros.
Compartimos algunas imágenes de nuestro Hanal Pixan, que es el nombre en lengua maya de la comida tradicional que se ofrece a los muertos en la Península de Yucatán, en pueblos y ciudades de origen o con influencia maya, dedicado a María Montessori.
La belleza de las imágenes transmite el sentimiento con que los niños prepararon el Altar.
Ann, Helen y María: maestras de vida
Helen Keller, quien se refirió a sí misma como un “producto de Montessori” y su maestra Anne Sullivan le regalaron esta fotografía a la Dra. Montessori en julio de 1913 como agradecimiento y testimonio de los logros y hazañas pedagógicas logradas.
María Montessori se refiere a Hellen Keler y Ann sullivan en el prefacio de su Manual Personal (Nueva York 1914), en el que escribe:
“Si un prefacio es una luz que debe servir para iluminar el contenido de un volumen, elijo, no palabras sino figuras humanas para ilustrar este pequeño libro destinado a entrar en contacto con las familias en las que los niños están creciendo. Por lo tanto, recordar aquí, como un símbolo elocuente, a Helen Keller y a la señora Anne Sullivan Macy, que son, por su ejemplo, maestras, adornos del milagro en la educación viviente.
De hecho Helen Keller es un maravilloso ejemplo del fenómeno común a todos los seres humanos: la posibilidad de la liberación del espíritu del hombre a través de la educación de los sentidos. Aquí radica la base del Método de la educación del que el libro da una idea sucinta.
Si uno solo de los sentidos fue suficiente para hacer de Helen Keller una mujer de cultura excepcional y una escritora, ¿quién mejor que ella puede demostrar la potencialidad de este método de enseñanza que se basa en los sentidos? Si Helen Keller logra a través de regalos naturales una concepción elevada del mundo, ¿quién mejor que ella para demostrar que en el hombre está el espíritu dispuesto a revelarse?
Helen, acerca a tu corazón a estos pequeños niños, ya que, mejor que todos los demás, te entenderán. Ellos son tus hermanos menores: cuando, con los ojos vendados y en silencio, tocan con sus manos pequeñas, surgen profundas impresiones en sus conciencias, y exclaman con una nueva forma de felicidad: “Yo veo con mis manos.” Ellos solos, entonces, pueden comprender plenamente el drama del misterioso privilegio que tu alma ha conocido. Cuando, en la oscuridad y en silencio, su espíritu queda libre para expandirse, su energía intelectual se redobla, se vuelven capaces de leer y escribir sin haber aprendido, casi como si fuera por intuición, ellos, sólo ellos, pueden comprender, en parte, el éxtasis con el que Dios te obsequió en el luminoso sendero del aprendizaje.”
Durante sus observacdiones durante la Pan-American Exto, Anne Sullivan, comentó, refiriéndose a su método de enseñanza y al de María Montessori: “A esa maravillosa mujer, la Dra. María Montessori, pertenece el honor y la eterna gratitud de la humanidad por haber sistematizado estas ideas de la educación y plasmarlas en su libro,… un libro que es a la vez un emocionante documento humano, un libro de texto científico, una profecía y una antorcha para todos aquellos cuyo trabajo es enseñar a los niños pequeños. La Dra. Montessori aprendió, como yo aprendí, y como todo profesor debe aprender, que sólo mediante la libertad pueden los individuos desarrollar auto control, independencia, fuerza de voluntad e iniciativa. No hay educación si no es auto – educación. No hay disciplina efectiva si no es autodisciplina. Todo lo que los padres y maestros pueden hacer por el niño es rodearlo de condiciones adecuadas. Él hará el resto; y las cosas que haga por sí mismo serán las únicas que realmente cuenten en su educación.”
Celebrando 10 años de Educación por la Paz
Paz … Pretenciosa palabra… Anhelo que invade en la zozobra.
Todos la imploramos y sin embargo, todos la rechazamos y en algún momento de nuestras vidas, no solo la ignoramos sino que humillamos nuestra esencia ante el egoísmo de nuestros caprichos. ¿Son fuertes estas afirmaciones? Tal vez… Sin embargo, escucharlas nos hará tener un momento de reflexión para poder poner un alto si es que en algún momento sentimos la ausencia de la sutil presencia de la Paz en nuestras vidas.
La humanidad aclama siempre a quienes de una u otra forma manifiestan el deseo transformándolo en acciones que trascienden. María Montessori vivió tiempos difíciles y uno de sus más profundos deseos era que los niños pudieran crecer en un ambiente que les permitiera desarrollarse libres de egoísmos, de caprichos, de prepotencias creadas por quienes buscan sobresalir a través del poder.
Desde hace 10 años Otoch Paal abre sus puertas con el firme propósito de procurar espacios que promuevan un ambiente armonioso, en el que la esencia de cada uno de los niños, pueda manifestarse. Al entrar a los ambientes, se percibe la suave caricia del murmullo armonioso con el que los niños manifiestan su constante creatividad. Durante los tiempos de recreo, los niños explotan compartiendo la generosa energía que los impulsa a hacer. Es una auto-construcción constante de seres humanos en ambientes pacíficos.
Las mesas de la paz son, en cada ambiente, rincones que, si bien se visitan con mucha frecuencia, van trazando surcos profundos que marcarán la personalidad de los niños: se crean seres reflexivos, que escuchan las razones del otro, que saben manifestar las propias y que pueden llegar a acuerdos tolerando las diferencias y proponiendo puntos de encuentro.
Celebrar 10 años de Educación por la Paz en Otoch Paal, es celebrar la vida, es compartir la esencia del pensamiento Montessoriano desde la raíz. Abramos nuestros corazones y continuemos en nuestro diario vivir haciendo de la Paz nuestro modo de vida. Que Montessori sea más que el nombre del colegio de los niños, que sea una filosofía de vida que se note en nuestro diario actuar como comunidad.
Vivamos transmitiendo Paz. Vivamos la Paz.
El amor más grande: acompañar en el proceso de adaptación
EL AMOR MÁS GRANDE
SEPARARSE Y DEJAR IR
ML SHANNON HELFRICH
DE LA COLECCIÓN “PATERNIDAD DEL NUEVO MUNDO”
Comenzar un nuevo año escolar es siempre un evento complejo para las familias Montessori. Enfrentarse al ritmo de las rutinas diarias, para adaptarse a una serie de nuevos conceptos, nuevas relaciones, los horarios y las expectativas, puede ser un giro dramático para toda la familia. Seguramente para la mayoría de las familias está, a la cabeza de la lista la separación de los hijos. Durante la “Semana de Orientación” para los nuevos padres, por lo general presento el concepto del secreto de la infancia de Montessori. Sin duda, podríamos comenzar por admitir este principio: el trabajo del niño es la tarea de auto-construcción; es un proceso que requiere una cierta intimidad y distancia de la que deben estar conscientes sus padres.
En sus escritos sobre el secreto de la infancia, Montessori transforma el sentido de la tan celebrada palabra “secreto”, algo que puede ser disimulado o encubierto y que se manifiesta como un valioso componente del desarrollo humano. Quienes hemos elegido el enfoque Montessori a la educación, entendemos la importancia de la independencia y la autonomía del niño.
Es simple: un niño no puede ser autónomo si no es apoyado por ese proceso “secreto”. Es decir, lo que ocurre fuera de nosotros. Y eso requiere dejarlo ir.
Sucede en nuestra escuela todos los días. La despedida en la puerta se da en cientos de formas. A veces hay tanta gracia y facilidad, y a veces menos. De cualquier manera, no debería haber drama. Me atrevería a decir que una vez que hemos dicho adiós, debemos volvernos y continuar nuestro camino. Pero, porque nos gusta ver, nos encanta saber lo que están haciendo, lo que eligen, lo que saben, cómo están, este sentimiento no desaparece y volteamos y permanecemos en la puerta.
Viví una experiencia similar en un partido de fútbol el pasado otoño. Allí, en las gradas, el nuevo lente de mi cámara de 400 milímetros me daba la oportunidad de seguir los movimientos ágiles del equipo de alto rendimiento de nuestra escuela secundaria en el campo. A través del dispositivo de poderoso aumento apenas perdí un movimiento.
Y entonces vinieron a mi mente ecos de los discursos que doy a los padres a lo largo de la semana de orientación en la escuela. “Ellos los van a abandonar. Deben hacerlo”. Y me eché a reír. Es una simple pero fuerte necesidad la que sentimos de dar un vistazo más a través de la puerta, desear entrar al aula, observar a nuestros hijos a medida que crecen y todo esto se vuelve cada vez más complejo. La metáfora es perfecta: ¿Qué haces cada vez que notas que mientras más crecen, más lejos se van? Fácil, ¡te consigues un lente más grande y más potente!
¡O tal vez no! Y ahí está el arte de la crianza de los hijos. Para saber cuándo hay que cerrar el lente y dejar pasar el momento. Cuándo pedir directamente, cuándo mimar o intervenir y cuándo guardar silencio, o simplemente dar un paso atrás y desaparecer. Para darles a nuestros hijos la gracia de realizar un mejor y más auténtico desarrollo, debemos permitirles el espacio para crecer y ese debe ser lejos de nosotros.
Hace poco escuché en la radio una historia muy inquietante sobre la violencia de pandillas adolescentes. “¿Qué podrían haber estado pensando?”, preguntó un adulto, como respuesta obtuvo: “O, ¿acaso estaban pensando?” Nuestras noticias están llenas de los peligros de nuestro tiempo: los adolescentes frente a la creciente exposición a la violencia y un mar de tentaciones mundanas con recompensas de corta duración. Oramos por sabiduría para guiarlos y al mismo tiempo estamos bien conscientes de nuestras limitaciones.
Todo se reduce a esto: depende de ellos. Al igual que en un ambiente Montessori no se consigue la máxima seguridad y responsabilidad cuando se les da a los pequeños una vajilla irrompible o utensilios de juguete para la preparación de alimentos. Los niños crecen más seguros y se vuelven más competentes cuando se les dice que llevan un cántaro con agua y se puede romper, que deben ir con cuidado, ya que puede ser una cosa de peligro. Los niños son muy receptivos y en cada ocasión están creciendo y aprendiendo. Debemos estar conscientes de la importancia del papel del adulto, debemos entender que el llamado de Montessori de “seguir al niño” es una danza afinada. A medida que nuestros niños responden a sus propias directrices internas, debemos ser responsables y responderles manteniendo nuestra promesa de reunirnos con ellos en el camino. Como E. M. Standing dice, “Incansablemente, con irresistible alegría, el niño está trabajando para crear al adulto”.
Se cuenta una historia acerca de un niño pequeño y su padre. Mientras el pequeño estaba en la etapa de aprender a ir al baño solo, el padre había creado un simple ritual, un gesto que le permitía un tiempo de intimidad en el baño. Después de que el niño se acomodaba en la taza, el padre salía de la habitación por un minuto o dos, y esperar detrás de la puerta. Una vez, después de cerrar suavemente la puerta, sin querer, volteó hacia abajo el interruptor de la luz en el pasillo, dejando el cuarto en completa oscuridad. Esperando fuera, se dio cuenta de lo que había hecho cuando oyó la voz suave de este niño desde el interior: “¿A dónde fui?”, dijo.
Notemos que no dijo: “¡Hey! ¿Quién apagó las luces?”, Sino en la honestidad inimitable del niño, miró primero a sí mismo, para ver si aún seguía en el mismo lugar.
Tomemos esta historia como símbolo para recordar la teoría Montessori. La Dra. Montessori nos enseña que la tarea más grande en los primeros seis años de vida es la construcción del yo, la auto-construcción. No tú, como yo necesito que seas, sino tú como tu mejor tú. Esta es la razón por las cual las lecciones, presentaciones y trabajo de los primeros años de la escuela Montessori están dirigidas a los niños individualmente, uno a uno. Montessori nos enseña a honrar la sagrada tarea de desarrollar el carácter de cada uno de los niños y la conciencia de sí mismo. Una tarde, dos de los estudiantes de primaria me invitaron a ir rápidamente a la sala de clase para presenciar un descubrimiento que habían hecho. Su ensoñación y entusiasmo comenzaron antes de cruzar el umbral de la puerta de la clase, entonces dijeron: “Primero estuvimos trabajando con el material de medición de volumen, y nos dimos cuenta de que el cubo de tres nos recordó al cubo de la torre rosa que solía utilizar en la enseñanza primaria. Decidimos ir a pedir prestada una torre rosa a Casa de Niños y traerla de vuelta aquí. Apilamos la torre rosa al lado del material de medición de volumen y nos pareció que era idéntico… todos, excepto el décimo, el último, el que se pone hasta arriba. Quitamos ese décimo cubo y entonces nos dimos cuenta de que son idénticos sin él. Entonces nos dimos cuenta de que es porque no se puede elevar al cube con dos dígitos. Así que, por supuesto, es por eso que el cubo diez no encajaba”.
Esta historia es un ejemplo cotidiano de la educación que da el trabajo Montessori. El proceso simbólico y el proceso práctico son aspectos interdependientes de la educación para la vida. Tener un concepto en la cabeza es una cosa. Imaginarlo y a continuación ponerlo en práctica, da un empoderamiento aún mayor de lo que se ha aprendido y permite incluso una mayor autoridad. Lo que se aprende de esta manera se convierte en propiedad personal de una manera única. Es por esto en ambiente Montessori no hay ningún propósito más alto que ese descubrimiento. A medida que estos estudiantes hicieron su descubrimiento, llegaron al punto de partida. Al llegar al final de su material Montessori, se encontraron con que debían volver al inicio para validar el conjunto de su hallazgo.
Nuestros días no se viven de forma aislada. No sólo en la educación, sino en la relación con los demás, en la familia y en la vida que compartimos con nuestros compañeros y amigos. Siempre y cuando seamos fieles a los objetivos de nuestro más alto propósito, vamos a descubrir continuamente que una pieza encaja con otra, y que el principio y el final tienen siempre una relación.
Recientemente, cuando enviamos a nuestro hijo a la universidad en tren, tuve la idea de poner un centavo sobre la vía. Después de esas despedidas largas y del último abrazo dulce, continuamos despidiéndonos con la mano hasta que nos perdimos de vista. Cuando partió el tren pasando sobre la moneda, voló fuera de la vía, cayendo en la oscuridad, a pocos metros de distancia. El tren la había aplastado y convertido en una brillante hoja de papel fino de cobre. Mientras frotaba el pulgar sobre la superficie, descubrí un solo vestigio de su estado original de moneda. La mayor parte de la palabra libertad todavía permanecía intacta a través de uno de sus bordes.
A veces los mensajes que recibimos son sutiles. A veces son ineludibles. Este era un mensaje que yo necesitaba oír de nuevo: Decir adiós. Estoy diciendo adiós, estoy dejando ir y eso significa que estoy dando libertad física y psíquica.
Montessori nos llama a la tarea más difícil cuando como padres nos ordena “seguir al niño”. Seguir no significa estar sobre de él, sino algo mucho más difícil de realizar. Cuando verdaderamente honramos el crecimiento de nuestros hijos, también honramos a las etapas crecientes de liberarlos como seres independientes y honorables, y finalmente, totalmente apartados de nosotros. Es un proceso de toda la vida que comienza con el misterio de la vida misma. Al igual que ocurre en el proceso del útero en donde no podemos verlo, el crecimiento psíquico de la vida humana en ocasiones tiene su autonomía comparable. Cuando nos abstenemos de preguntar a nuestro hijo cada pensamiento que les pasa por la mente y les damos espacio para encontrar su camino; que sean ellos mismos quienes se autoevalúen. Que tengan la oportunidad de informarnos sobre las noticias del día sin que nosotros se las preguntemos, sin que demos el primer paso. En nuestra urgencia de saber, queremos preguntar y preguntar, o darnos vuelta a la esquina y espiamos la clase y tratamos de atraparlos desprevenidos. La libertad ganada realmente no tiene cuerdas. Seguir al niño significa dejarlo ir poco a poco y tener el valor de permitirle probar su mundo, centímetro a centímetro… lejos de nosotros.
Décima Generación. ¡Gracias!
Hace diez años comenzamos un proyecto por el que, desde su inicio, hemos luchado por mantenerlo en pie. En estos años, muchos factores han estado en nuestra contra, comenzando por las mismas autoridades educativas que nunca han visto en Otoch Paal un aliado para promover la enseñanza de los niños de la Zona Maya.
Sabemos que un pueblo que recibe educación, es un pueblo que sabe defender sus derechos. Un niño que recibe el Don de la lectura y el conocimiento de los números, es un niño que logrará abrirse puertas y caminar con pasos firmes en busca de un futuro mejor.
Ese es nuestro objetivo: sembrar en los niños la semilla del deseo de superación, la semilla del deseo del conocimiento, la semilla del deseo de un futuro próspero no sólo para ellos, sino también para todos los que les rodena. Un futuro en el que puedan prosperar y en el que sean valorados y respetados.
Otoch Paal significa Casa de los Niños. La Casa de los Niños que un día María Montessori pensó para aquellos pequeños de una colonia falta de recursos en Roma y en donde forjó a hombres que fueron exitosos. Así, los niños que terminan su ciclo en Otoch Paal, llevan la semilla de la prosperidad, tienen las herramientas para forjar un camino de bien en el que puedan llegar a ser felices.
Gracias, comunidad de Akumal, por apoyar este proyecto y hacer que estos diez años hayan sido de logros y satisfacciones para varias familias, tanto de la comunidad como de otros lugares cercanos.
Niños Montessori
Montessori observó el fenómeno de la “normalización”, esa condición en la que los niños muestran su verdadera naturaleza, la tranquilidad, la calma, una laboriosidad que ha llegado a ser sorprendente en los niños pequeños. Buscamos la normalización en nuestras aulas. Discutimos sobre los niños aún no normalizados y admiramos al niño normalizado, quien era tal inmanejable antes.
Al centrarnos en la meta del niño normalizado, nos distanciamos de los niños que tenemos a la mano. Cada niño llega a nuestras aulas perfecto, y es nuestra obligación tratar a todos los niños con el mismo amor y reverencia, cuando su comportamiento es un reto, entonces lo idealizamos. Considere al niño normalizado que de repente sufre alguna desgracia, como puede ser un familiar enfermo, el divorcio de los padres, etc. ¿Acaso le daremos más atención o nos parecerá especial porque lo hemos visto ya normalizado? ¿Será diferente de aquel niño que no ha alcanzado la normalización? ¿Seremos más tolerantes, más compasivos? Nos ha encantado el niño normalizado y es por eso que lo amamos y compartimos su dolor.
Cada niño merece ese mismo perdón, esa misma compasión; porque el trabajo del niño es precisamente recorrer el camino para convertirse en adulto, esa exactamente es su 0bra. Montessori nos advirtió que no podíamos hacer el trabajo de convertirlo en hombre. Vemos niños que, al parecer, tienen de todo y es difícil no anteponer ese estatus de vida ante nosotros cuando su comportamiento nos desafía. Nos enojamos con sus padres por mal educarlos y no hacer las cosas como hemos indicado. Nos sentimos frustrados de que ellos no respondan tan rápidamente como deseamos, o por que los materiales que hemos elegido para los niños no les sirvan. Debido a nuestro juicio nos separamos aún más del niño. Es sólo a través de la empatía que podremos entender la vida del niño. Sólo podremos servirle a través de la compasión. ¿Debemos mirar al niño que está de pie en frente de nosotros (o ¡tirado en el suelo gritando delante de nosotros!) o ver al niño en el que se convertirá? Nosotros veneramos al niño por su potencial. Nosotros lo respetamos por la promesa en la que se convertirá. Ser testigos de la normalización del niño, nos sirve, nos motiva para continuar este trabajo y nos da fundamentos en nuestro acompañarlo como maestros; a veces, no nos toca ver los cambios que se lograr debido al trabajo que hacemos con el niño.
Si no tenemos suficiente experiencia ni suficiente amor que nos permitan distinguir las finas y delicadas expresiones de la vida del niño, si no conocemos la forma de respetarlo, entonces no seremos capaces de percibir otra cosa que sus manifestaciones violentas. María Montessori
La fotografía muestra un diseño realizado por uno de los pequeños de cinco años en la clase de Arte/Inglés.
Décimo aniversario
6 de enero de 2006. El proyecto de Otoch Paal se hacía realidad.
Todos los sueños se vieron materializados cuando los niños comenzaron a entrar por la reja de madera construida por los padres, caminando a un ambiente levantado por manos trabajadoras de la misma comunidad para poder ofrecer a los niños un lugar donde iniciar su educación, después de un año de arduo trabajo para capacitar a algunas madres de la misma comunidad como Guías Montessori de Casa de los Niños.
Tal como la Dra. Montessori lo hiciera un 6 de enero, pero en el año de 1907, Otoch Paal, como San Lorenzo, era un lugar lleno de sueños y deseos de transformación de la comunidad. Un lugar que ofrece al niño un ambiente preparado para su desarrollo, contando con poquísimos recursos económicos, poco o nulo apoyo por parte de las instituciones gubernamentales pero con la fe de personas y compañías comprometidas con la educación para los menos favorecidos por la sociedad.
Otoch Paal comenzó con un ambiente de Casa de los Niños para 20 pequeños en un terreno que parecía un desierto: sascab y el aula que los albergaba. En la actualidad, es una escuela con dos amplios ambientes de Casa de los Niños, uno de Comunidad Infantil, y uno de inglés en donde se encuentran todos los Materiales de Desarrollo Montessori; verdes jardines, una granja, parcelas y un hermoso kiosko para realizar diversas actividades al aire libre bajo la fresca sombra.
Ha la fecha, Otoch Paal cuenta con la incorporación a la Secretaría de Educación, y el aval de la Asociación Montessori Internacional. La Directora del Centro cuenta con certificado de Guía Montessori AMI y todas las Guías y Co-guias constantemente son entrenadas y supervisadas por la Entrenadora AMI Gabriela Ortega.
Gracias a este proyecto, las familias que pertenecen a este Centro Comunitario Maya de Akumal han podido ofrecer a sus hijos no sólo una educación preescolar sino, como la Dra. Motnessori lo planteó desde hace más de un siglo, una “Educación para la Vida”, formando una sociedad por cohesión en la que todos participan, todos son responsables y todos se ven beneficiados por el trabajo y la unión en colaboración. Las cuotas que se reciben son utilizadas para el pago de los salarios del personal y el mantenimiento así como mejoras de las instalaciones y materiales; muchos de los recursos son donados por instituciones que han sido base y sostén del proyecto.
El proyecto sigue en pie y con deseos de crecer. Desde hace tres años están listos los planos y construidos los cimientos para los ambientes de Taller (primaria). Los donadores están también listos para seguir apoyando económicamente la construcción; sin embargo, por problemas burocráticos el proyecto no ha podido continuar debido a los desacuerdos y falta de interés por las autoridades municipales y estatales. Dependiendo de la administración en curso, así se reciben las aceptaciones o restricciones del uso de suelo. Una vez más, la educación de los niños, que debiera ser obligación del Estado, está en manos de la sociedad sin fines políticos o religiosos, sin más deseo que ofrecer un futuro de libertad intelectual a los niños, para crear seres humanos conscientes, responsables y respetuosos del mundo en que vivimos.
Felicidades a todas las personas que día con día a lo largo de estos diez años trabajan para lograr que esta tarea se cumpla. Agradecemos a todas las personas e instituciones que han apoyado a Otoch Paal para ofrecer una educación de primera calidad a todos los niños, sin importar el nivel social que ocupen.
6 de enero 1907 Casa dei Bambini San Lorenzo, Roma
6 de enero 2006 Centro Comunitario Maya Otoch Paal, Akumal
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