Archivo de marzo 2018

LEARNING THROUGH FREEDOM IN A MONTESSORI CLASS

The reason students shouldn’t sit in class
Laura Flores Shaw

A recent article in the New York Times discussed why children should be given opportunities for movement during class. I wholeheartedly agree with this proposition — but not for the reasons stated.

Movement is far more important than a means to enable children to attentively sit for long periods of time.

Educators (and parents) need to understand that the need for movement goes beyond the value of aerobic exercise as cognitive and motor development are intertwined. Children with learning disabilities often have poor gross motor skills. And children with developmental coordination disorder and undiagnosed motor difficulties (including manual dexterity) score lower on measures of executive functioning skills (working memory, inhibition, task switching, planning, and verbal fluency) — skills necessary not only for academic achievement but also for life.

This relationship between movement and higher-level thinking, or executive functions, makes sense given what we now know about how the brain operates: subcortical brain regions involved in movement (the basal ganglia and cerebellum) communicate reciprocally with higher, cortical regions. This view of brain functioning is different from the traditional paradigm in which the top of the brain (cortical) dominated the rest of the brain (subcortical).

For years it was assumed that thought only occurs within the higher, cortical regions, particularly the prefrontal cortex. Thus, the prefrontal cortex was tasked to direct the rest of the brain — especially those primitive subcortical regions. Essentially, thought, even within neuroscience, was disconnected from the movement of the body. But what the data now show is that those cortical regions are simply part of the circuitry for higher-level thinking, and that circuitry includes the subcortical regions. As Stanford neurologist Josef Parvizi states, the data suggest that “the so-called ‘higher’ functions of the brain might in fact depend on signals from subcortical to cortical structures rather than the other way around”.  Neuroscience now recognizes that thought is not disembodied as movement and cognition are closely intertwined.

This current understanding of how the brain operates is important for educators to know for two reasons: 1) because children are not born with well-developed motor systems, and 2) because some of the subcortical regions (particularly the cerebellum) continue to develop during adolescence just as the prefrontal cortex does. For these two reasons, educators — who should be designing school from a developmental rather than efficiency perspective — need to create learning environments in which children of all ages have constant opportunities to engage in a wide variety of gross and fine motor movements throughout the day. Doing so not only builds the circuits for executive functioning, but also gives students a large repertoire of mastered automatic movements they can perform without thinking, freeing up their attention for more creative thinking and problem-solving. After all, it’s difficult to create an award-winning poem or plan out your steps for your research project if your attention is focused on the actual movements of writing (or even typing).

Thankfully, there is one educator who understood the interrelationship of movement and cognition (though she wasn’t aware of the circuitry described above). Maria Montessori created classrooms that are essentially motor (and sensory) training grounds. She said:

From birth through adolescence, Montessori students of all ages are practicing and perfecting a huge variety of movements while learning content knowledge in mathematics, history, English, science, arts, etc. Movement in a Montessori environment is an integrated part of the method is highly complex system. It is not used in order to help children learn as they sit. It’s how the children learn.

Maybe it’s how they should learn in conventional schools, too.

Movimiento y aprendizaje en un ambiente Montessori

LA VERDADERA RAZÓN POR LA QUE LOS ESTUDIANTES NO DEBERÍAN ESTAR SENTADOS DURANTE LA CLASE
Laura Flores Shaw

Un artículo reciente en el New York Times debatió por qué los niños deberían tener oportunidades de movimiento durante la clase. Estoy totalmente de acuerdo con esta proposición, pero no por las razones expuestas.

El movimiento es mucho más importante que un medio para permitir que los niños permanezcan atentos atención durante largos períodos de tiempo.

Los educadores (y los padres) deben entender que la necesidad de movimiento va más allá del valor del ejercicio aeróbico ya que el desarrollo cognitivo y motor se entrelazan. Los niños con discapacidades de aprendizaje a menudo tienen habilidades motoras gruesas sub desarrolladas; y, los niños con trastorno de coordinación del desarrollo y dificultades motoras no diagnosticadas (incluida la destreza manual), puntúan más bajo en las mediciones de las habilidades funcionales ejecutivas (memoria de trabajo, inhibición, cambio de tareas, planificación y fluidez verbal). Habilidades necesarias no solo para el rendimiento académico sino también para el desarrollo de su vida adulta, para toda la vida.

Esta relación entre el movimiento y el pensamiento de alto nivel, o funciones ejecutivas, tiene sentido de acuerdo a lo que ahora sabemos sobre cómo funciona el cerebro: las regiones cerebrales subcorticales involucradas en el movimiento (los ganglios basales y el cerebelo) se comunican recíprocamente con las regiones corticales superiores. Esta visión del funcionamiento cerebral es diferente del paradigma tradicional en el que la parte superior del cerebro (cortical) dominaba el resto del cerebro (subcortical).

Durante años se supuso que el pensamiento sólo ocurre dentro de las regiones corticales superiores, particularmente la corteza prefrontal. Por lo tanto, la corteza prefrontal tenía la tarea de dirigir el resto del cerebro, especialmente aquellas regiones subcorticales primitivas. Esencialmente, el pensamiento, incluso dentro de la neurociencia, estaba desconectado del movimiento del cuerpo. Pero lo que ahora muestran los datos es que esas regiones corticales son simplemente parte de los circuitos para el pensamiento de nivel superior, y ese circuito incluye las regiones subcorticales. Como afirma el neurólogo de Stanford, Josef Parvizi, los datos sugieren que “las llamadas funciones ‘superiores’ del cerebro podrían de hecho depender de las señales de las estructuras subcorticales a las corticales en lugar de al revés”. La neurociencia ahora reconoce que el pensamiento no está desencarnado ya que el movimiento y la cognición están estrechamente entrelazados.

Esta comprensión actual de cómo funciona el cerebro es importante para los educadores por dos razones: 1) porque los niños no nacen con sistemas motores bien desarrollados y 2) porque algunas de las regiones subcorticales (particularmente el cerebelo) continúan desarrollándose durante la adolescencia tal como lo hace la corteza prefrontal. Por estas dos razones, los educadores, que deberían diseñar la escuela desde una perspectiva de desarrollo en lugar de medir la eficiencia, necesitan crear entornos de aprendizaje en los que los niños de todas las edades tengan oportunidades constantes de participar en una amplia variedad de movimientos motores gruesos y finos en todas partes. Al hacerlo, no sólo construye los circuitos para el funcionamiento ejecutivo, sino que también brinda a los estudiantes un amplio repertorio de movimientos automáticos dominados que pueden realizar sin pensar, liberando su atención para un pensamiento más creativo enfocado en la resolución de problemas. Después de todo, es difícil crear un poema galardonado o planificar los pasos para su proyecto de investigación si la atención se centra en los movimientos reales de la escritura (o incluso escribir).

Afortunadamente, hay un educador que entendió la interrelación del movimiento y la cognición (aunque no estaba al tanto de los circuitos descritos anteriormente). María Montessori creó aulas que son esencialmente campos de entrenamiento motor (y sensorial). Ella dijo:

“Cuando se debate sobre el desarrollo mental, hay muchos que dicen: <¿Qué tiene que ver el movimiento? Estamos hablando de la mente>. Y cuando pensamos en la actividad intelectual, siempre imaginamos a la gente quieta e inmóvil. Pero el desarrollo mental debe estar conectado con el movimiento y depender de él. Es vital que la teoría y la práctica educativa estén informadas por esta idea”

Desde el nacimiento hasta la adolescencia, los estudiantes Montessori de todas las edades practican y perfeccionan una gran variedad de movimientos mientras aprenden conocimientos de contenido en matemáticas, historia, inglés, ciencias, artes, etc. El movimiento en un entorno Montessori es una parte altamente integrada del método en un sistema complejo. No se usa para ayudar a los niños a aprender mientras se sientan. Así es, mediante el movimiento, como aprenden los niños.

Tal vez es la forma en que deberían aprender en las escuelas convencionales, también.

Traducción: Tita Llerandi