Diez principios Montessorianos
En el Ambiente Preparado Montessori, el niño encuentra todo lo necesario para desarrollar una serie de habilidades que le ayudan a construir su personalidad. En casa, podemos seguir fomentando este desarrollo proporcionándole a nuestro hijo un ambiente en donde encuentre las posibilidades de continuar el proceso que va construyendo en el colegio.
Esto se puede resumir en diez principios que fácilmente podemos poner en práctica en casa:
1. OBSERVACIÓN y ATENCIÓN. Debes seguir al niño. Este es el más importante principio de todos y debe seguirse a cualquier edad. Debemos respetar y honrar el interés y la necesidad de cada uno de nuestros hijos, sólo observando y poniendo atención en su hacer podrémos saber cuales son sus necesidades.
2. LIBERTAD que genera DISCIPLINA. Dale a tu hijo la libertad de explorar en espacios cerrados y abiertos por igual, siempre y cuando sea seguro y utilice esa libertad de manera positiva, esto desarrolla su sentido de responsabilidad y le ayudará a desarrollar la disciplina.
3. TOMA DE DECISIONES. Dale a tu hijo la oportunidad de utilizar las manos tanto como sea posible. Tu hijo debe estar expuesto a todas las experiencias concretas que tengan que ver con el uso de sus manos para después lograr la abstracción de conceptos.
4. DESARROLLO DE INDEPENDENCIA. Promueve todo tipo de ejercicios de Vida Práctica y Sensorial. Estos ejercicios promueven su independencia, coordinación, concentración y orden. Además, estos ejercicios son una preparación indirecta para otras áreas de aprendizaje como matemáticas y lenguaje.
5. MOTIVACIÓN AL TRABAJO. Ten utensilios y materiales de su tamaño a la mano en cajones y estantes de fácil acceso, esto promueve la repetición de ejercicios.
6. DESARROLLO DE CONCENTRACIÓN. No interrumpas sus ciclos de trabajo (o juego). Dale la oportunidad de ir construyendo períodos de concentración cada vez más largos.
7. AUTO-EVALUACIÓN. Evita los premios y castigos. Dale la oportunidad de reconocer su propio esfuerzo y de sentir satisfacción después de lograr una tarea.
8. SEGURIDAD. Muéstrale cómo. Cuando no sepa cómo utilizar algo, hazle una demostración con secuencia de pasos. Que tus movimientos sean lentos y precisos, esto le dará seguridad en sí mismo al poder realizar las actividades correctamente por él solo.
9. DESARROLLO DEL ORDEN. Que el ambiente que lo rodea sea ordenado y atractivo. El orden externo promueve el orden interno y la inteligencia.
10. CONTROL DEL ERROR. Cuando le ofrezcas una actividad nueva, revisa que aisle una sola dificultad (si se trata de clasificar colores, que solo sea esa cualidad. No incluyas cualidades como tamaño y forma en el mismo ejercicio). Cuando se trata de una sola dificultad el error será tan evidente, que lo detectará solo.
Si tienes alguna duda, acércate a la Guía del ambiente de tu hijo, recuerda que la comunicación entre casa y escuela es muy importante para el desarrollo adecuado de nuestros niños.
¿CÓMO ES UN NIÑO MONTESSORI?
SE RESPETA A SÍ MISMO Y A LOS DEMÁS. Los niños Montessori saben que tienen derechos y merecen ser respetados. Esto lleva a la conciencia de que los demás también merecen los mismos derechos.
Es muy difícil para una persona respetar a los demás si no hay un respeto para ella misma. Los niños Montessori tienen un maravilloso sentido de responsabilidad comunitaria.
DEMUESTRA AUTOESTIMA. La autoestima del niño Montessori no depende de la alabanza de un adulto, es más bien un sentimiento sano y sólido de orgullo personal, basado en sus logros y capacidades reales.
ES AUTO-SUFICIENTE. Algo en apariencia tan simple como desabotonar su propia chaqueta, puede ser la tarea más importante para un niño, ya que le da un increíble sentido de orgullo el poder ser autosuficiente. A los niños Montessori se les da la oportunidad de sentir la alegría de la autosuficiencia y el tiempo para practicar las habilidades necesarias para lograrla.
REALIZA AUTO-EVALUACIONES. El niño Montessori es capaz de auto-evaluarse, reflexiona sobre su propio trabajo o su comportamiento y puede evaluar independientemente sus éxitos, así como las áreas que necesita revisar. Estrellas doradas (de premio) o rincones de castigo no existen en un aula Montessori.
MANIFIESTA AUTO-CONTROL. El currículum académico y social ayuda al niño a ejercitar su mente y su conciencia a el punto en que desean tener control de sí mismos. Las actividades físicas fortalecen la gracia y el control del cuerpo de manera que estas buenas intenciones puedan ser una realidad y se logre una auténtica auto-disciplina.
TRABAJAN CON AUTO-MOTIVACIÓN. Los niños en un aula Montessori no escogen la opción más fácil, porque les gusta el proceso de intentar un desafío o un nuevo reto, tanto como disfrutan la sensación de completarlo o lograrlo. Los niños Montessori son aprendices entusiastas y curiosos, y están siempre en la búsqueda de nuevas ideas o experiencias.
En el vivir cotidiano, todos somos maestros, todos aprendemos constantemente
Para celebrar el regalo de “ser maestros” comparto en este día tan especial alunas frases de personajes, algunos más famosos que otros, para reflexionar. Porque todos somos maestros en esta vida, y todos aprendemos constantemente de quienes conviven con nosotros en el diario vivir.
• Estimular la vida, dejándola libre de desenvolverse: he aquí la misión del educador.
María Montessori
• De mis maestros he aprendido mucho; de mis colegas más que de mis profesores. Pero de mis alumnos he aprendido más que de todos. Cuando dejas de aprender, dejas de crecer.
Francisco Méndez
• “Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía”
John Ruskin
• Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.
Pitágoras
• Educar en la igualdad y el respecto es educar contra la violencia.
Benjamín Franklin
• La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo.
Maurice Debesse
•La buena maestra buscará, la contribución que aún el más pequeño pueda aportar.
María Montessori
• El objeto más noble que puede ocupar el hombre es ilustrar a sus semejantes.
Simón Bolívar
• Un profesor es el que te enseña, un maestro es del que aprendes. Enseñando aprendemos
Séneca
• Enseñar es aprender dos veces
Joseph Joubert
• Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres
Pitágoras
• El secreto de la educación está en el respeto al discípulo
Ralph W. Emerson
• Un profesor trabaja para la eternidad: nadie puede predecir dónde acabará su influencia
H.B. Adams
• La educación consiste en enseñar a los hombres, no lo que deben pensar, sino a pensar
(Calvin Goolidge)
• El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el
buen estudiante en superior.
Maruja Torres
• Dar amor, constituye en sí, dar educación.
Eleonor Roosevelt
• Enseñar es un ejercicio de inmortalidad.
Ruben Alves
• No es suficiente que la maestra se limite a amar y comprender al chico; necesita, antes que nada, amar y comprender al universo.
María Montessori
• Estudia como si fueras a vivir siempre, vive como si fueras a morir mañana.
María Mitchell
• Uno de los principales objetivos de la educación debe ser ampliar las ventanas por las cuales vemos al mundo.
Arnold Glasow
• Renunciar a sus propias necesidades, y adaptarse a las del ser, en vías de formación, es la línea de conducta que debe seguir el adulto consciente.
María Montessori
• El patrón a quien sirve la educadora es el espíritu del niño. Servir y servir bien, servir al espíritu.
María Montessori
La conquista de la escritura
El lenguaje hablado es un soplo que nada más puede alcanzar los oídos de los que están cerca; ésta es la razón por la que los hombres, desde la más remota antigüedad, han buscado otros medios para transmitir su pensamiento a distancias mayores y para fijar sus recuerdos.
La conquista del lenguaje escrito es, por lo tanto, mucho más grande y más importante que todas las demás para el progreso de la civilización; porque ella puede unir los pensamietos de toda la humanidad a raves del desarrollo sucesivo de las generaciones. Más allá del tiempo, más allá del espacio.
Si el hombre es superior a los demás animales, que no tienen un lenguaje articulado, el que además puede leer y escribir es superior a los demás hombres que solamente pueden hablar. Quien es capaz de escribir, posee el lenguaje necesario para la cultua de nuestros tiempos. Por tanto, el lenguaje escrito no puede ser considerado simplemente como una materia de estudio y una parte de la cultura; es una caracteríasitca del hombre civilizado.
(Formación del hombre, M. Montessori)
Crear un orden interno por medio de límites claros
Cuando es necesario que los niños realicen actividades que son parte de su responsabilidad, no debemos esperar. La instrucción se da una vez y el niño debe reaccionar en consecuencia, de manera responsable y con diligencia y premura pues él sabe que los límites deben ser respetados para su propio beneficio: se establece un orden interno que se reflejará en todas las actividades a lo largo de su vida.
OBJETIVIDAD Dar las instrucciones precisas de lo que pretendemos que sea realizado le da al niño una base para comenzar a desarrollar la tarea. Un límite bien especificado con frases cortas le ayudan en el seguimiento de instrucciones: “Respeta a tus compañeros”, “baja la voz cuando estés en el ambiente”. “Habla bajito en una biblioteca”; “da de comer al perro ahora”; “agarra mi mano para cruzar la calle” son algunos ejemplos de formas que pueden aumentar sustancialmente la relación de complicidad con tu hijo.
OPCIONES LIMITADAS En muchos casos dar a los niños una oportunidad limitada para decidir como cumplir sus responsabilidades les hace sentir la libertad de elección. “Es hora de trabajar, ¿prefieres empezar con matemáticas o con inglés?”, “Es la hora de vestirse, ¿te gustaría la playera azul o prefieres elegir el color? Esta es una forma más fácil y rápida de dar dos opciones a un niño para que haga exactamente lo que queremos.
FIRMEZA En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Por ejemplo: “Vete a tu habitación, ahora”. “Realiza la tarea del colegio, ahora”. “¡Para!, los materiales del colegio no se lanzan”. Los límites firmes se aplican mejor con un tono de voz seguro, sin gritos pero con firmeza de voz y un gesto serio en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: “¿Por qué no te llevas los juguetes fuera de aquí?”; “Debes hacer las tareas de la escuela ahora”; “¿Podrías dejar de gritar?” o “Te he pedido varias veces que hagas tu trabajo escolar”. Serás de gran ayuda para el niño si aplicas un firme mandato. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.
REFUERZA EN TONO POSITO Los niños son más receptivos si reciben refuerzos positivos. El niño reaccionará con mejor actitud a la frase “Habla en tono bajo” en vez de “No grites”. La palabra NO indica una actuación inaceptable, pero no explica el comportamiento que se pretende que tenga el niño.
RECUERDA LAS REGLAS Cuando decimos “quiero que apagues el video juego y hagas la tarea ahora mismo”, creamos una lucha de poderes en la que el niño tendrá una actitud defensiva. Recordar cuál es la regla y manifestar la instrucción le da un punto de partida recordándole cuál es su responsabilidad “Los videojuegos son para los fines de semana, hoy es lunes y debes hacer las labores. Apaga el videojuego y comienza tu tarea”
EXPLICA LAS RAZONES Comprender el motivo de una regla ayuda al niño a seguirla. Cuando se aplica un límite, debemos explicar la razón y el beneficio que trae para la creatura; de esta forma los niños generan una consciencia y desarrollan valores internos de conducta.
ALTERNATIVAS INTELIGENTES Cuando manifestemos una instrucción que limite una actividad, podemos darle una alternativa que compense, por ejemplo: “Si tomas este dulce antes de la comida tendrás menos hambre y no comerás todo, pero puedes tomar el postre al final”. Sonará menos negativo y tu hijo se sentirá compensado. Al ofrecerle alternativas, el niño siente que sus deseos y sentimientos son reconocidos y aceptados, pero que hay momentos para poder realizarlos.
CONGRUENCIA EN LAS RUTINAS Una regla puntual es esencial para que pueda ser puesta en práctica el límite, pero es indispensable tener rutinas precisas que se sigan también con puntualidad, la flexibilidad en las rutinas invita a la resistencia y no ayuda a construir hábitos. Dar oportunidades para dar vuelta a los límites variando los horarios y rutinas establecidas, es como aceptar que pueden obedecer según sus deseos.
DESAPRUEBA LA CONDUCTA, NO AL NIÑO Es de suma importancia dejar en claro que el acto es lo que no te gusta, su conducta es lo que desapruebas, no a él. El mensaje que recibe al escuchar “Eres mentiroso” es destructivo, en cambio “Eso que estás diciendo es una mentira”; el niño comprende que no es malo, sino que está mal lo que hace.
CONTROLAR TUS EMOCIONES LE DA PATRONES DE CONDUCTA La disciplina consiste en enseñar al niño cómo debe comportarse y el ejemplo más cercano lo recibe del adulto que imparte la disciplina; por lo tanto, no podemos ser eficaces si no aprendemos a manejar nuestras propias emociones. Encontrar la calma y tranquilizar los sentidos nos ayuda a pensar y razonar lo que estamos por decir. Somos la guía que él sigue, el ejemplo inmediato.
Como en todo, la práctica hace al maestro. Observarnos mientras estamos impartiendo disciplina nos ayuda a mejorar nuestra forma de transmitir lo que pretendemos que realicen los niños. Escuchar a quienes nos observan nos ayuda a ver lo que no podemos notar de nosotros mismos. La cooperación entre la familia, entre la escuela y la familia, entre los colegas maestros, nos da puntos de objetividad desde ángulos que quedan fuera de nuestro alcance.
Cuando los límites son firmes, claros y constantes, el niño sabe que no puede hacer lo que quiere pero aprende a querer lo que hace.
Disciplina con amor, generando verdadera libertad
La humanidad continuará a estar constituida por mucha gente que habla de libertad pero por pocos hombres libres. Si el fin de la educación es la liberación como reconstrucción, el medio no puede ser diferente del resultado. La libertad no es la verdadera finalidad de la educación, sino la creación de niños que serán adultos menos infelices capaces de cambiar el mundo. La finalidad es cósmica, la libertad es el medio para llegar a obtener ese resultado.
La libertad no coincide con la ausencia de lazos, equivocadamente se piensa que los vínculos nos unen a las cosas que amamos más y por lo tanto, limitan nuestra libertad. Amamos más las cosas que nos cuestan un sacrificio y nos sacrificamos por aquello que amamos. Son justamente esos sacrificios, esos lazos, esos límites, lo que nos hacen apreciarlos más. Es por eso que la libertad de elección del niño necesita un ambiente preparado según la edad, para poder encontrar oportunidades de elección de acciones que lleven a un aprendizaje. Un ambiente en el que se encuentran los demás, los maestros que representan los vínculos y las posibilidades de ser libre.
La libertad del niño debe tener como límite el interés colectivo y como forma aquello que llamamos educación de los buenos modales. Los buenos modales no están contra la libertad. La libre exploración de los materiales variados no tiene por qué causar molestia a los demás, y mucho menos a aquellos que los usan, este tipo de costumbres no se opone a la creatividad. La creatividad infinita del lenguaje es posible porque existe un código de reglas precisas, la libertad existe porque tiene vínculos previamente elegidos y por lo tanto, aceptados. Es por eso que la libertad educativa bien entendida no produce el caos sino la concentración, el trabajo no produce anarquía sino disciplina y como se verá más adelante, la obediencia. En los inicios parecía imposible que un grupo numeroso de niños pudieran estar trabajando sin la guía de una maestra, sobre todo si se trataba de niños entre los 3 y 6 años.
Para obtener la disciplina, la pedagogía Montessori da libertad. La disciplina inicia con la concentración en un trabajo correspondiente a una sensibilidad espiritual. El mismo instinto que lleva a los niños a defender enérgicamente su secreta espiritualidad, su misteriosa obediencia a la voz que los guía y que cada uno de ellos pareciera escuchar dentro de ellos mismos, esa fuerza que los lleva a someterse a la autoridad exterior como para estar seguros de seguir el camino correcto.
Concentrado en su trabajo, el niño pide a la maestra la aceptación que con toda seguridad no buscará más adelante. Cada vez más concentrados y sociables, los niños se tornan más disciplinados y obedientes, pero también es el momento en el que el niño no tiene ya la necesidad de la autoridad externa, puesto que la disciplina emerge espontáneamente dentro de él. Es este el período en el que se establece la disciplina, una forma de paz activa de obediencia y de amor en los que el trabajo se perfecciona y multiplica. Nadie le dice al niño qué cosa debe hacer en cada momento. La libre elección del trabajo lleva intacta en sí misma su carga de provocación.
La disciplina de la libertad es la disciplina espontánea que se realiza como fruto de la libertad.
“El niño padre del hombre” Raniero Regni.
De diez en diez, la “Torre Rosa” y la “Escalera Café”
Entre los materiales sensoriales Montessori que más gustan a los niños están La Torre Rosa y La Escalera Café. No hay ambiente en el que no sean trabajados por lo menos una vez al día por alguno de los pequeños. A simple vista, pareciera un material de cubos de construcción, sin embargo, encierra misterios matemáticos y de lenguaje que van más allá de los simples bloques de construcción de madera con los que juegan los niños pequeños.
El cubo más grande de la torre rosa mide 10x10x10 cm, ¡bastante grande y muy pesado para una manita de tres años! Contrastando, el más pequeño mide 1x1x1 cm. El prisma de la escalera marrón más grueso mide 20x10x10 cm y el más delgado 20x1x1 cm. Comenzando desde el punto visual, el niño encuentra los contrastes, una vez que toma en sus manos los materiales, se percata de la diferencia de peso.
A partir de estos materiales, el niño desarrolla varias habilidades y sentidos, es capaz no sólo de reconocer sino de notar, comparar y por lo tanto razonar las diferentes medidas y pesos.
Al discriminar los tamaños, está desarrollando el sentido de la vista, va del más grande al más pequeño. La coordinación ojo-mano se desarrolla la tener que formar la torre con precisión, la coordinación gruesa se ve fortalecida al tener que transportar las barras y cubos de un lugar a otro en el ambiente. Todo esto, en medio del silencio y orden, lo que desarrolla la capacidad de trabajar concentrados.
También el lenguaje se beneficia con este ejercicio, ya que el niño aprende las palabras para describir, comparar y discriminar dimensiones y pesos. Grande, pequeño, pesado, ligero, grueso, delgado. Dos manos para transportar “el más grande”, mucha fuerza para transportar “el más pesado” ¡la pinza de sus dedos para colocar “el cubo más pequeño”!
Si analizamos más profundamente, existe un desarrollo indirecto de la mente matemática que se prepara para el sistema decimal y la geometría. Diez cubos y diez barras. Sus medidas van disminuyendo de diez a uno. El control del error del material es maravilloso pues el niño logra notar cuando no ha seguido la secuencia de tamaños y la comparación de dimensiones entre cubos y barras cuyas caras “caben” perfectamente.
Los materiales de desarrollo Montessori encierran tesoros que el niño descubre con amor ¡todos los días!
Why did you choose Montessori education for your children?
If you are like most parents, you wanted something different for them than you had –happier, more exciting school experiences? Most likely, you perceived that Montessori would support your own family values. Whatever your initial reasons, I suspect that after discovering Montessori and learning more about it, you realized it offered something much larger and grander than you ever suspected at the beginning.
Parenting is such transformational experience for most of us. Did your world-view shift significantly when you became a parent? Mine did. Many of us try to be “differently behaving” than our own parents in order to break harmful family patterns. We do not want to repeat them with our children. While we do not lack in honest desires to do the very best we can, we often fall short in those areas where we have blind spots or a lack of information. Often, in times of stress, we say and do the very things we promised ourselves we would never say and do. Why does this happen?
A very wise person once said “None of us see the world as it is, but as we are… our experience –induced perceptions greatly influence our feelings, beliefs, and behavior.” This is particularly true when it comes to our children. Our parenting – lenses are clouded by our experience-induced perceptions which greatly influence how we see our children and how we behave toward them.
As we discover more about Montessori, we intuitively know that it holds some “grains of truth” to help us with the challenges of parenting. Montessori catches hold of us and pulls chords deep inside that stretch us beyond our ordinary reference points. As we observe our children in their Montessori classrooms and attend parent meetings at their schools, our awareness continues to deepen. The process of becoming more conscious parents accelerates when we realize how important our home environments are to the development of our children and their progress at school.
So our tasks are to study and understand to see ever more clearly what we must change within ourselves, what we must change in our values, what we must change in our practices. As we start a process of gradual change, our perceptions about our children change. We begin to re-prioritize our time and reorient ourselves to the realities of their growth.
When we realize that our children are agents of change, we begin to learn a lot about ourselves from them. New qualities emerge as we deepen our relationships with them. We grow and the children grow –each in our own unique ways. We still get stuck in different places for different reasons, depending on who we are. We do not all grow at the same rate, nor do we all grow evenly as parents. Old belief systems and habits that find us overstating or over generalizing about the children, help us to stay stuck in ineffective parenting techniques. When this happens, it is our responsibility to seek help to change what is not working.
In The Secret of Childhood, Dr. Maria Montessori writes about the unconscious errors of parents:
“We are all pained by conscious error but attracted and fascinated by unknown error, for it is this type of error that holds the secret to progress beyond a known and desired goal and which can, as a consequence, raise us to a higher level. All spiritual development is a conquest of consciousness which assumes to itself something that was formerly outside. It is by going along this road of discovery that civilization advances. Adults must find a different point of departure and find within themselves, the still unknown error that prevents them from seeing children as they are”.
Dr. Montessori urges us to see the children as they really are. When we fail to do this, she warns, we unconsciously suppress the full development of their personalities. For the sake of our children, let us keep our fascination for unknown error. It holds the secret to our progress and the progress of civilization.
Cómo enseñarle a tu hijo a tomar control de su ira
A lo largo de estos años de convivencia con niños de diferente personalidades y temperamentos, he podido observar la evolución y desarrollo de sus evoluciones y la transformación de modelos negativos de comportamiento a conductas que les ayudan a tener una convivencia más cordial con sus compañeros. Todo como parte del proceso natural del desarrollo humano. Uno de los principales factores que desencadena conflictos es la frustración que se convierte en enojo.
Pensaba en eso mientras me dirigía a recoger a mi querido adolescente a la secundaria y lo primero que me dijo al entrar en el auto fue: “Mamá, tengo una gran vida”. Eso me hizo reflexionar aún más sobre las suituaciones que me tocan vivir con los más pequeños y me hizo recordar sus momentos de ira y frustración y la manera en la que la manifestación de sus sentimientos ha ido cambiando. No es que no tenga momentos de enojo ¡es un adolescente! Pero su percepción ante las situaciones de conflicto es cada vez más inteligente: está madurando.
Todos vivimos el reto de combatir nuestro enojo todos los días, en todo momento, desde que despertamos hasta que nos dormimos. El ser humano debe estar consciente de sus actos precisamente porque tiene que luchar contra el enojo, aceptar situaciones que no le gustan y tratar de adaptarse a las circunstancias y encontrar soluciones que le lleve a un punto “estable”.
Sí, admitámoslo, así es: las situaciones de enojo e ira son comunes y completamente normales y naturales en los seres humanos, y por supuesto entre los niños. Ellos están aprendiendo a manejar sus sentimientos, a controlar sus emociones, a conocer sus instintos y poco a poco tomar consciencia de sus actos. Es lo que María Montessori llama “normalización”. El niño, en la construcción del Hombre está siendo en su hacer, está construyendo su personalidad.
Es por eso que nosotros, como adultos guardianes, guías de su desarrollo, debemos estar muy pendientes de las manifestaciones que tienen los pequeños para poder preparar situaciones que les ayuden a encontrar respuestas positivas, a confrontarse y encontrarse, pues es precisamente lo que están tratando de hacer: entenderse a sí mismos para poder manifestarse.
¿Qué es el enojo? Pues tan simple como complejo: una emoción que con frecuencia se hace presente en nuestro diario vivir. Es una emoción básica que sentimos todos. Es normal y suele ser saludable. Sin embargo, cuando se pierde el control, el enojo se torna destructivo. A los niños puede traerles problemas con su familia, sus compañeros y su rendimiento escolar; pero sobre todo, genera un sentimiento de culpa y falta de aceptación y amor hacia él mismo. Un niño que no sabe cómo manejar sus momentos de ira se convierte en un niño triste, un niño de conducta negativa y será, con el tiempo, un adulto con profundos problemas sociales y conflictos internos. Al igual que sucede con otras emociones, el enojo suele ocasionar alteraciones fisiológicas. Basta poner la mano en la muñeca de un niño enojado para notar que su frecuencia cardíaca y la presión arterial han aumentado. Su cara se enrojece y sus ojos se abren por un instinto de alerta.
El enojo puede deberse tanto a hechos internos como externos. Si un trabajo le ha salido mal, es un impulso interno, se siente enojado consigo mismo. Si se siente agredido por algún compañero, entonces el enojo proviene de un hecho externo. Por instinto, el enojo se manifiesta y expresa a través de la agresión. Es en este punto en el que se debe trabajar para transformar el instinto en reflexión.
La reflexión es simple: la violencia acarrea problemas sociales, dificultades con la familia, intolerancia de los compañeros, problemas con la justicia y un daño físico y emocional. Pero eso no lo entienden los niños, entonces, ahí estamos los adultos responsables para ayudarles a conocer cómo controlar su ira de manera saludable.
El enojo se manifiesta de diferentes formas según las edades. En la primera infancia, los niños comienzan a adquirir la capacidad de reprimir los impulsos de agresión física. Es muy común ver que los infantes empujan golpean, pellizcan, y hasta muerden a sus compañeros. También es muy frecuente que se griten unos a otros cuando se enfadan, como si fueran animalitos.
Conforme van creciendo, las manifestaciones van cambiando. Los niños en edad preescolar son capaces de identificar los estados emocionales básicos a través del uso del lenguaje: estoy enojado, estoy feliz, estoy triste. Sin embargo, recurren a conductas violentas pues están aprendiendo a manejar el lenguaje y a usarlo en lugar de la violencia física: arrojar un juguete, jalar a un compañero o incluso golpear a sus padres.
Hablar con los niños les da la posibilidad de entender situaciones y comprender la relación de éstas con los sentimientos que se generan en su interior. El diálogo y la reflexión les dan habilidades lingüísticas que desarrollan la empatía.
Promover el diálogo es, por lo tanto, la herramienta más importante que debemos dar a los niños para solucionar sus problemas. Eso será de gran ayuda para la construcción de una personalidad afianzada en la inteligencia emocional que les empodera para modular y moderar sus emociones y sentimientos. Pensemos que en la adolescencia los niños enfrentarán situaciones en las que los cambios hormonales jugarán un papel muy importante y los agentes agresores externos serán mucho mayores; las exigencias sociales causarán presiones que les llevarán a niveles de enojo e ira mucho más difíciles de controlar y, contrario a lo que sucede con los niños, las oportunidades de apertura al diálogo con el adulto serán cada vez menores, por no decir nulas.
Lo que se sembró en la personalidad del niño durante los primeros años de vida, dará fruto en esos años en los que no estará dispuesto a recibir la ayuda de los adultos. Serán esas herramientas que recibió de niño las que le ayudarán a desarrollar y hacer uso de la inteligencia emocional.
Pero, admitámoslo. No todos los niños son iguales. Definitivamente, existen seres humanos con una actividad emocional mucho más compleja. Si a eso le agregamos las circunstancias de vida en que se desarrollan esas criaturas (estrés y mal caracter por parte de los padres, conflictos familiares, exposición a películas, programas relevisivos y videojuegos violentos, largos períodos de soledad en casa, etc.) Es entonces que necesitamos la ayuda de un profesional.
Si bien es cierto que la mayoría de los niños aprenden a controlar su enojo y adquieren habilidades afectivas para manejar la ira, algunos pequeños tienen dificultades para aprender a calmarse cuando su molestia se va transformando en disgusto hasta llegar a la furia. Es entonces que un profesional en salud mental-emocional debe intervenir para evitar que el pequeño pueda lastimarse o lastimar a otros física y emocionalmente. Sólo un profesional puede evaluar las causas y los factores subyacentes que activan enojo y frustración, cuando van más allá de lo que se puede ver.
Debemos dar un ejemplo del manejo consciente y reflexivo del enojo. Somos nosotros, con nuestras conductas, quienes mostramos, movimiento tras movimiento, la forma en la que el niño se debería comportar en las diferentes circunstancias que se presentan a diario. Somos nosotros quienes damos el ejemplo de “autoregulación” de las emociones. Nuestro rostro dice mucho más que nuestras palabras. Sonreír y manifestar alegría pero también reconocer nuestras tristezas y aceptar nuestros momentos de molestia, manifestando nuestra necesidad de privacidad, soledad y silencio.
- En el momento de tensión… Siete puntos a observar:
I.Respira profundamente e invita al niño a seguir tu rimo. Pausado, controlado, sintiendo la libertad de aire que entra y sale del cuerpo. Entra tranquilidad, sale la ira. Puedes ponerle colores al viento: “Respiramos aire azul, tranquilo como el cielo de la mañana. Ahora dejamos salir el aire gris como el de las nubes de tormenta.” - Infórmate de lo sucedido. Estar tan molesto por el hecho de enfrentar un problema que no conoces no te ayudará a encontrar la solución. Si el niño siente impotencia ante el aislamiento psicológico que le causa enfrentar al adulto, su ira aumentará en lugar de disminuir. Pregúntale qué pasó luego de tranquilizarlo (no mientras está en el climax de su enojo) y qué fue aquello que lo hizo estar molesto. Ayúdalo a identificar y etiquetar las emociones que siente y las que sienten quienes hayan estado involucrados en el problema. Mantener un diálogo constante, amistoso y cotidiano te ayudará a conocer el entorno en el que se desenvuelve tu hijo, visto desde sus propios ojos.
- Ayúdalo a canalizar la energía que genera la ira. Correr, darse un momento de soledad, aislarse para poder gritar, son formas de transformar la ira en acción y después el cansancio en reflexión. Se vale llorar. Las lágrimas limpian el corazón. Proporciónale espacios y tiempos adecuados para realizar deportes y actividades físicas que muevan toda la energía que tiene.
- Utilizar las palabras para manifestar el enojo lo libera. En lugar de golpear al compañero, enséñalo a confrontarlo por medio del diálogo para defender sus derechos sin agredir.
- No existe la perfección. En este mundo nadie es perfecto, todos estamos aquí para buscar ser mejores personas, por eso aceptamos nuestros errores y trabajamos todo el tiempo para no volver a cometerlos. Si nos equivocamos, aceptamos y corregimos, sin avergonzarnos, pues todos estamos en este mundo para aprender.
- Reglas son reglas. Los límites no se rompen. Si eres consistente y persistente, tu hijo se verá favorecido pues todo será predecible, sabrá cómo actuar ante situaciones que ya se han presentado y podrá prever las consecuencias. Las cosas no son como él desea que sean, las cosas son como deben ser.
- Empatía. Sí. Gran palabra. Muéstrale que también tú has tenido momentos de ira. Hazle sentir que sabes lo que está pasando por su mente y su corazón. Platica con él sobre la forma en la que has logrado salir de esos problemas. Abre tu corazón para que aprenda del ejemplo de amor que puedes ofrecerle.
Ámate y obsérvate constantemente. Eres el ejemplo viviente para la creatura que crece a tu lado. Todos los días nos enfrentamos ante situaciones de conflicto. Seamos ejemplos vivientes de inteligencia emocional.
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