Vida práctica
Cuando lo cotidiano se torna especial
Los ejercicios de Vida Práctica tienen un significado profundo en el desarrollo de la Educación Montessori, pero también, son de los más amados por los pequeños pues les hace sentir útiles, apreciados y sobre todo ¡muy divertidos!
Cada uno de los ejercicios que componen el área de Vida Práctica desarrollan una habilidad física que se desarrolla por medio de los ejercicios musculares que específicamente se proponen en cada ejercicio. El desarrollo de la motricidad, tanto fina como gruesa, es uno de los principales objetivos de estos ejercicios, pero también están involucrados otros aspectos, como por ejemplo el pertenecer a un grupo de amigos, por lo que también las habilidades sociales se ven enriquecidas.
Cuando el niño entra en contacto con un ambiente natural, como si estuviera en casa, se siente con la confianza de movimiento que le permite ser “dueño” de la situación. El realizar cada uno de los ejercicios que componen estas actividades comporta también desarrollar un rol, como en un juego, lo que lo torna divertido. Cada vez que un niño tiene la oportunidad de poder participar en alguno de los ejercicios que pertenecen a esta área: arreglar floreros, limpiar plantas, lavar la loza, lavar ropa, regar macetas, ser “mesero” de la “mesa elegante”, lavar al bebé, lavarse las manos, doblar trapitos, coser, cucharear granos, verter líquidos con goteros o con embudos; en fin, hay un sin fin de ejercicios que se proponen para desarrollar diferentes ciclos de trabajo que involucran el desarrollo de aspectos motores e intelectuales como por ejemplo: motricidad fina, motricidad gruesa, control de movimiento, aumento de tono muscular, aumento de capacidad de atención, aumento de tiempos de concentración, tolerancia a la frustración, aceptación del error, entre otros.
Cada vez que un pequeño toma el rol que le implica el ejercicio, transforma el juego en trabajo, le da sentido a su movimiento, satisface sus necesidades de contacto con elementos de la naturaleza como el agua, la tierra, las plantas, aumenta su autoestima al ser apreciado por los amigos con los que comparte, pero sobre todo, vive su niñez de manera divertida mientras se desarrolla buscando nuevos retos y mayores dificultades.
En El método de la pedagogía científica, la Dra. Montessori escribió: “Los ejercicios de vida práctica transportan la conciencia viva del niño a las diferentes acciones que ejecuta durante el día y de eso resulta una influencia recíproca: el análisis ayuda a la síntesis en sus aplicaciones y viceversa”. Y escribe también”ayudan a perfeccionar al niño, a tranquilizarlo, a hacerlo obediente, atento a sus propios movimientos, capaz de mantener silencio y recogimiento”.
Su semblante tranquilo nos dice que se sienten felices, satisfechos de poder lograr los retos que estas actividades les dan.
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