Paz, ¿un estilo de vida pasado de moda?
La sociedad moderna se caracteriza por sus grandes avances tecnológicos, por la globalización del comercio, por la rapidez de las comunicaciones, pero sobre todo por la apertura y aceptación de los cambios de pensamiento que se alejan de aquello que era considerado tabú, moralidad y buenos modales.
Vivimos en una época en la que, si no se habla con palabras antisonantes, se está fuera de la onda, si no se usa la ropa que resalta el cuerpo construido en gimnasios y clínicas estéticas no se está a la moda, si no se poseen los objetos marcados con las firmas más caras, no se tiene un lugar respetable en la sociedad. Todo esto genera envidia, codicia, rencor, exalta el egoísmo y promueve la lucha de poderes. Soy más que tú porque tengo más que tú; soy mejor que tú porque luzco mejor que tú. Y lo aceptamos y entramos en el círculo. Todos. Sin darnos cuenta, todos los días le damos fuerza a este movimiento que nos aleja cada vez más de la esencia de la Paz.
En nuestro vocabulario cotidiano no utilizamos las palabras “concordia”, “camaradería”, “avenencia”, “aquiescencia”, “placidez”, “moderación”, “sosiego”… tantas otras.
Recuerdo que mi abuela me decía “Ven, estate sosiega”, y nos quedábamos en silencio. Y me sentía muy feliz.
La moda, a lo que la sociedad moderna nos convoca todos los días, es completamente opuesta a lo que es “estar en paz”. Los juegos, las películas, los libros, las noticias, las pláticas, las imágenes que se nos presentan, así, sin buscarlas siquiera, nos llevan a un estado de constante estrés, de desasosiego, de debilidad espiritual. Debemos ser concientes de esto y regresar a los orígenes, a las raíces que nos dan fortaleza, que sacan lo mejor de cada uno de nosotros. Tomemos la decisión y actuemos para alcanzar la paz.
Es fácil: Decir la verdad, compartir nuestro tiempo, dedicar espacio para escuchar a nuestros hijos, tomarnos un momento para hablar con los amigos, saludar al vecino, sonreir al desconocido que se cruza en nuestro camino, dar el paso al auto que necesita girar delante de nosotros, frenar para que cruce el peatón que espera en la avenida, pedir por favor los servicios y agradecer a quien nos los ofrece. No es difícil. Tomemos la decisión y actuemos para alcanzar la paz generando paz. Todos los días, en todo momento.
Y bueno, para cerrar con un párrafo de nuestra amada María Montessori, que buscó siempre la forma de inculcar, de mostrar y demostrar a los niños el amor por la paz a través del trabajo diario en una sociedad de concordia y camaradería, leamos este fragmento de “Educación y Paz” que dice:
“A los seres humanos se les educa inculcándoles que son individuos aislados y que deben satisfacer sus necesidades inmediatas compitiendo con otros individuos. Se requeriría una poderosa campaña de organización para que el hombre entienda y estructure los fenómenos sociales para que proponga y persiga fines colectivos, y así generar un progreso social ordenado”.
Seamos una comunidad “pasada de moda”, aprendamos a vivir los valores que nos llevan a estar sosiegos, a vivir con moderación y sonreir a nuestros semejantes. Construyamos una comunidad de paz. Dejémonos guiar por la cordura y buen sentido naturales de nuestros hijos.
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