Un excelente ejercicio para desarrollar las habilidades de Vida Práctica es nuestra “Tiendita”. Un ejercicio que envuelve una serie interminable de eventos que producen en los niños experiencias que les dejan conocimientos reales, aprendizaje para la vida.
Entre los tantos procesos que se manifiestan en la Tiendita están el desarrollo de una disciplina y un orden. Estos no necesariamente tienen que estar supervisados constantemente por un adulto, pues los niños saben qué es lo que tienen que hacer, lo hacen con gusto y eso les motiva a seguir las reglas que les dan la oportunidad de tener esa libertad.
Montessori nos dicta que “la escuela debe proporcionar al espíritu del niño el espacio y el privilegio de desarrollarse”, pues la obra del educador consiste en “defender las energías y dirigirlas sin perturbarlas en su natural expansión y después poner en contacto al hombre con el espíritu que en él se haya y que de él deberá servirse”.
Qué maravillosa forma de aprender el verdadero sentido de convivencia en sociedad, el gusto del servicio, de compartir espacios y responsabilidades. Cuando los más pequeños son los que sirven, los niños grandes deben tener paciencia. Los pequeños meseros no son tan rápidos como su hambre y cuando los más grandes son los que despachan, también tienen que tener gran paciencia. Los más pequeños no saben hacer cuentas, necesitan ayuda para utilizar su dinero. Un niño grande, que le cobra a uno más pequeño, está demostrando su honradez, pues da el cambio de manera justa, sin aprovecharse del más pequeño, y el más pequeño recibe esa lección desde un punto de compañerismo que lo hace admirar al amigo grande que ya sabe hacer cuentas, que ya sabe sumar.
Es por esto que, cuando los padres comparten la comida que les toca traer a sus hijos para “la Tiendita” preparan mucho más que un platillo. Están preparando un momento especial que proporcionará la oportunidad de desarrollar toda una gama de vivencias que les darán a sus hijos y a los otros niños la oportunidad de aprender las cosas que importan en la vida: amar y disfrutar de la felicidad que el amor produce.
¡Gracias!