Un excelente ejercicio para desarrollar las habilidades de Vida Práctica es nuestra “Tiendita”. Un ejercicio que envuelve una serie interminable de eventos que producen en los niños experiencias que les dejan conocimientos reales, aprendizaje para la vida.
Entre los tantos procesos que se manifiestan en la Tiendita están el desarrollo de una disciplina y un orden. Estos no necesariamente tienen que estar supervisados constantemente por un adulto, pues los niños saben qué es lo que tienen que hacer, lo hacen con gusto y eso les motiva a seguir las reglas que les dan la oportunidad de tener esa libertad.
Montessori nos dicta que “la escuela debe proporcionar al espíritu del niño el espacio y el privilegio de desarrollarse”, pues la obra del educador consiste en “defender las energías y dirigirlas sin perturbarlas en su natural expansión y después poner en contacto al hombre con el espíritu que en él se haya y que de él deberá servirse”.
Qué maravillosa forma de aprender el verdadero sentido de convivencia en sociedad, el gusto del servicio, de compartir espacios y responsabilidades. Cuando los más pequeños son los que sirven, los niños grandes deben tener paciencia. Los pequeños meseros no son tan rápidos como su hambre y cuando los más grandes son los que despachan, también tienen que tener gran paciencia. Los más pequeños no saben hacer cuentas, necesitan ayuda para utilizar su dinero. Un niño grande, que le cobra a uno más pequeño, está demostrando su honradez, pues da el cambio de manera justa, sin aprovecharse del más pequeño, y el más pequeño recibe esa lección desde un punto de compañerismo que lo hace admirar al amigo grande que ya sabe hacer cuentas, que ya sabe sumar.
Es por esto que, cuando los padres comparten la comida que les toca traer a sus hijos para “la Tiendita” preparan mucho más que un platillo. Están preparando un momento especial que proporcionará la oportunidad de desarrollar toda una gama de vivencias que les darán a sus hijos y a los otros niños la oportunidad de aprender las cosas que importan en la vida: amar y disfrutar de la felicidad que el amor produce.
¡Gracias!
Recopilado por Adriana Ramírez, Guia Montessori de Taller I
Libertad y Límites
María Montessori decía que libertad y disciplina son dos caras de una misma moneda; no puedes tener una sin la otra. Y creo que dio en el clavo. Todos sabemos lo que pasa cuando tenemos libertad sin disciplina, verdad?… algo parecido al caos; nos toca buscar el equilibrio entre libertad y disciplina, o libertad y límites.
No debemos confundirnos y pensar que el hecho de querer desarrollar relaciones sanas basadas en el amor y el respeto mutuo en la familia implica que no debemos establecer límites. Los límites son algo natural en la vida y no debemos olvidar que proporcionan seguridad al niño y le sirven para acompañarle hacia una madurez sana.
En lo personal creo que la libertad del niño se basa en elegir la actividad a realizar en función del momento de desarrollo en el que se encuentre, siguiendo sus intereses y atendiendo a sus periodos sensibles. Pero para que haya libertad tiene que haber límites.
- Los límites nos son arbitrarios, tienen sentido. Y es fácil explicarle a un niño que un límite está ahí por seguridad o por respeto. Tal vez, los más pequeños no lo entiendan al principio, pero ahí entra la siguiente clave:
- Las normas o límites son iguales para todos, incluidos los adultos. Si los niños ven que todos respetamos las mismas normas entenderán que ellos también deben respetarlas.
- Al exponer los límites en positivo, damos la información de lo que sí se puede hacer y obviamos todo lo que no se puede hacer, por ejemplo: “Sólo estamos de pie en el suelo” en vez de “No nos ponemos de pie en la mesa”, No nos ponemos de pie en el sofá”, “No nos ponemos de pie en la cama”…
Los adultos también los necesitamos, pero en el caso de los niños pequeños todavía necesitan que los límites los establezca otra persona, y a medida que van creciendo van siendo capaces de establecer también sus propios límites.
El secreto de tener libertad dentro de los límites está en la manera de presentarlo a los niños. Para los pequeños es muy sencillo seguir las reglas, si las ven desde el principio, sin cambiarlas y todos las mantienen. Las reglas no se hacen pesadas para ellos, ni siquiera se lo toman como tales, es una forma natural de actuar para ellos en el ambiente Montessori. No hay libertad lógica sin ciertas reglas para que la libertad y el bienestar de los demás no se vea dañado. Montessori educa para la vida, y de igual manera que en la vida real no podemos hacer lo que nos plazca sin pensar en nuestro entorno. El ambiente Montessori es un claro ejemplo en donde esto se aplica.
“Llamamos disciplinado a un individuo que es dueño de si, y que puede, por lo tanto, disponer de sí mismo cuando sea preciso. Seguir una línea de conducta. “
María Montessori
Recopilado por Cecilia, Co-guía Montessori de Taller I
“Disciplina y Amor”
¿Qué es lo primero que viene a tu mente al escuchar la palabra disciplina? ¿Qué es la disciplina para ti?
La autora y ponente reconocida Rosa Barocio, nos habla de la disciplina como la estructura necesaria para que el niño pueda recibir lo que se enseña.
Y cómo lograr esa disciplina? En el libro “Disciplina con amor de Rosa Barocio” podemos estudiar un acercamiento humanista a la definición de disciplina. Desde mi punto de vista personal y profesional, es una lectura que recomiendo como primer paso y como una guía para llevar a cabo un ambiente de armonía, respeto y autodisciplina, tanto en casa como en la escuela. Uno de los elementos con mayor importancia para lograr la disciplina es el orden. Sabemos que dentro de un ambiente caótico es difícil mantener el orden interno; será el orden quien marque los límites que preparan el contexto para la atención y aprendizaje.
Es indispensable trabajar, como adultos en nuestra persona, fortalecer el carácter y la autoestima. Un adulto seguro de sí mismo y lleno de confianza tendrá mejor acercamiento al niño y por lo tanto mayor respeto. Algunas recomendaciones prácticas que ésta autora nos ofrece para trabajar son:
- Cumple lo que digas.
- No alces la voz.
- Muestra empatía pero no cedas.
- Desaprueba la conducta pero aprueba a la persona.
- Pon límites sin humillar.
- Elimina los castigos, aplica consecuencias.
(Disciplina con amor en el Aula, p.75-110 Rosa Barocio).
Éstos son algunos de los puntos que me parecen esenciales para llevar un ambiente con armonía, los cuales explica ampliamente Rosa Barocio en su libro “Disciplina con amor en el aula”. Considero que estos puntos son importantes a seguir en nuestra vida diaria ya que nos ayudan en una formación sana.