Recopilado por Adriana Ramírez, Guia Montessori de Taller I
Libertad y Límites
María Montessori decía que libertad y disciplina son dos caras de una misma moneda; no puedes tener una sin la otra. Y creo que dio en el clavo. Todos sabemos lo que pasa cuando tenemos libertad sin disciplina, verdad?… algo parecido al caos; nos toca buscar el equilibrio entre libertad y disciplina, o libertad y límites.
No debemos confundirnos y pensar que el hecho de querer desarrollar relaciones sanas basadas en el amor y el respeto mutuo en la familia implica que no debemos establecer límites. Los límites son algo natural en la vida y no debemos olvidar que proporcionan seguridad al niño y le sirven para acompañarle hacia una madurez sana.
En lo personal creo que la libertad del niño se basa en elegir la actividad a realizar en función del momento de desarrollo en el que se encuentre, siguiendo sus intereses y atendiendo a sus periodos sensibles. Pero para que haya libertad tiene que haber límites.
- Los límites nos son arbitrarios, tienen sentido. Y es fácil explicarle a un niño que un límite está ahí por seguridad o por respeto. Tal vez, los más pequeños no lo entiendan al principio, pero ahí entra la siguiente clave:
- Las normas o límites son iguales para todos, incluidos los adultos. Si los niños ven que todos respetamos las mismas normas entenderán que ellos también deben respetarlas.
- Al exponer los límites en positivo, damos la información de lo que sí se puede hacer y obviamos todo lo que no se puede hacer, por ejemplo: “Sólo estamos de pie en el suelo” en vez de “No nos ponemos de pie en la mesa”, No nos ponemos de pie en el sofá”, “No nos ponemos de pie en la cama”…
Los adultos también los necesitamos, pero en el caso de los niños pequeños todavía necesitan que los límites los establezca otra persona, y a medida que van creciendo van siendo capaces de establecer también sus propios límites.
El secreto de tener libertad dentro de los límites está en la manera de presentarlo a los niños. Para los pequeños es muy sencillo seguir las reglas, si las ven desde el principio, sin cambiarlas y todos las mantienen. Las reglas no se hacen pesadas para ellos, ni siquiera se lo toman como tales, es una forma natural de actuar para ellos en el ambiente Montessori. No hay libertad lógica sin ciertas reglas para que la libertad y el bienestar de los demás no se vea dañado. Montessori educa para la vida, y de igual manera que en la vida real no podemos hacer lo que nos plazca sin pensar en nuestro entorno. El ambiente Montessori es un claro ejemplo en donde esto se aplica.
“Llamamos disciplinado a un individuo que es dueño de si, y que puede, por lo tanto, disponer de sí mismo cuando sea preciso. Seguir una línea de conducta. “
María Montessori