El material “le habla al niño” y a partir de ese primer encuentro empieza un trabajo que se desarrolla desde el momento en que el trabajo es transportado a la mesa o a un tapete. El niño acomoda el espacio en donde trabajará y sus sentidos se preparan para descubrir.
El niño observa, con gran atención y curiosidad, la manera en la que la Guía le da la “presentación” y es entonces que el niño comienza a imaginar.
Es una imaginación que parte de lo concreto y va cuestionando el procedimiento, va buscando opciones para encontrar respuestas, el niño imagina cómo podrá hacer y descubre a través de la repetición de los movimientos que le fueron presentados.
Es un trabajo en el que la imaginación está presente pues transforma todo lo que los sentidos perciben en conceptos que se expanden tanto cuanto la mente del niño sea capaz de imagina. Las posibilidades son infinitas.
“La imaginación tiene por base la observación de la realidad, y su perfeccionamiento está relacionado con la exactitud de las observaciones: es preciso preparar a los niños para que sepan percibir exactamente las cosas del ambiente y aseguren así el material que ha de utilizar su imaginación.” M. Montessori