“Es vital que al educar el cerebro de nuestros niños, no nos olvidemos de educar su corazón.”
Dalai Lama
Una de las cosas que más me enamoró del método Montessori fueron las Lecciones de Gracia y Cortesía. Me pareció increíble que hubiera una presentación sobre como saludar, estornudar, invitar algo a alguien, etc. Mi segunda gran sorpresa fue el tema de la paz; ¡vaya!, la Dra. Montessori escribió un libro llamado Educación y Paz. Al descubrir estos dos componentes de la Educación Montessori, tuvo sentido la expresión “Educación para la vida”.
He trabajado varios años con niños y día con día, mes con mes, año tras año, doy gracias. Ellos me permiten seguir sorprendiéndome. ¿Saben?, los veo como un pase permanente de regreso a mi infancia: me encantan sus expresiones, sus análisis, su lógica me hacen sonreír. Esta experiencia me hace sentir muy comprometida con ellos, con los niños.
Tristemente, después de tantos años compartidos, siento que las cosas han cambiado, veo con asombro que los niños pierden a más temprana edad la inocencia, crecen más rápido. Están expuestos a tantas cosas que me parece difícil que logren asimilar tanta información. Hoy hablamos de un término nuevo: el Bulling. Pero, definamos este concepto: “Acoso físico o psicológico al que someten, de forma continuada, a un alumno sus compañeros”. En otras palabras, niños que desconocen la gentileza, la empatía, la tolerancia.
Hoy quisiera compartir con ustedes algunas ideas sobre cómo fomentar la gentileza en nuestros hijos, gran labor y gran reto, en algún lado leí la frase: “Cómo tener hijos gentiles, en un mundo poco gentil, en donde los no gentiles ganan terreno y los gentiles son tontos”.
Vamos a definir el término Gentileza:
“Cualidad de la persona que actúa o se comporta con amabilidad, educación o atención hacia los demás”.
El 13 de noviembre es el Día Mundial de la Gentileza, su objetivo es despertar en las personas actitudes gentiles para un mundo más amable, cordial y justo. Los niños tienen que aprender a ser amables, agradables, educados y corteses con quienes les rodean. La amabilidad es un valor que se aprende, hay que enseñarles al niño y la niña a compartir, a comportarse siguiendo ciertas normas y a tratar a todo el mundo con el mismo respeto.
Ser amable o ser gentil significa ser digno de ser amado, ser cariñoso, afectuoso, cortés, agradable, servicial, afable, incluso gracioso y risueño. Todas estas cualidades deben ser formadas en los niños desde la más temprana edad. Ser gentil también es ser atento, brindar atención y respeto sobre todo a los menos aptos, desvalidos y necesitados.
La gentileza no nace con el niño, éste es impulsivo por naturaleza y a ser amable y cortés se aprende a través de las más diversas actividades de la vida cotidiana. Los niños asimilan las normas de comportamiento social en la medida en la que los adultos los entrenan y les enseñan a comportarse de acuerdo con esas normas. La amabilidad implica a su vez la igualdad, el tratamiento por igual a niños y niñas y la delicada cortesía de unos a otros, por lo que han de aprender a ser corteses con todos los compañeros y compañeras y ayudarles en todo momento.
A continuación enlisto algunas ideas de cómo ser gentil y considerando a los demás:
– Saludando a las personas conocidas.
– Demostrando afecto a los compañeros de la escuela y a los amigos.
– Llevando algún regalo a alguien de forma inesperada cualquier día.
– Compartiendo su material escolar.
– Jugando sin peleas con sus compañeros.
– Dando de comer a su mascota.
– Agradeciendo a su mamá (o a quien haya cocinado) por la deliciosa comida.
– Ayudando y acompañando a sus padres a la compra.
– Ofreciendo ayuda cuando alguien la necesita.
Una de las vías más importantes para que los niños aprendan a ser gentiles, amables y corteses la constituye el juego de roles, en los que es posible modelar las más diversas situaciones en la que esté implícito el ser gentil y cortés. Sin embargo, nada sustituye al ejemplo del adulto para enseñar las normas de la amabilidad y cortesía; por ello, los adultos han de ser modelos de estas cualidades a imitar. Para que les resulte más fácil, pueden contarles historias en las que se planteen diversas situaciones parecidas a la vida real.
Los niños que son más amables tienen más posibilidades de establecer relaciones sociales satisfactorias, pues se preocupan por los demás y estarán dispuestos a ceder cuando sea necesario. Los propios niños experimentarán más la satisfacción y la energía que esta situación genera. Con toda seguridad, serán personas más cariñosas, amables y serán aceptados socialmente en mayor medida. Además, el ser una persona amable es esencial para enfrentar las adversidades de la vida.
“Hay tres cosas importantes en la vida: la primera, ser amable;
la segunda, serlo siempre; y la tercera, nunca dejar de serlo”
―Henry James
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