María Montessori, en 1896, fue escogida para representar a Italia en Berlín, en uno de los congresos internacionales de mujeres. Propuso una petición para garantizar equidad salarial entre los trabajos de hombres y mujeres, propuesta aprobada unánimemente por los países representados.
Con su capacidad de oratoria, su magnetismo y su carisma, Montessori declaró que las luchas de género unían a las mujeres italianas y que traía saludos de éstas para todas las luchadoras por los derechos de las mujeres, y en particular, saludos de las socialistas.
En 1899 viajó a diversas ciudades italianas para hablar sobre “la nueva mujer”.